Buceo Guiado
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camara de descompresion buceo

La cámara hiperbárica en buceo es esa gran desconocida que muchos principiantes apenas han escuchado mencionar… hasta que se convierte en protagonista. 

¿Y por qué? Porque puede marcar la diferencia en situaciones críticas, como la enfermedad por descompresión.

Pero tranquilo, que no estamos aquí para asustarte. Al contrario: cuanto más sabes, mejor buceas. Sigue leyendo y descubre por qué este tema es mucho más interesante (y útil) de lo que imaginas.

¿Qué es una Cámara Hiperbárica en Buceo?

La cámara hiperbárica es una de esas cosas que probablemente no usarás nunca… pero que es fundamental conocer si buceas con frecuencia o estás pensando en formarte. 

En términos simples, se trata de un equipo médico diseñado para tratar emergencias relacionadas con la presión, en especial la famosa (y temida) enfermedad por descompresión.

Dentro de esta cámara se puede recrear una presión similar a la de una inmersión, pero en seco, permitiendo administrar oxígeno puro al cuerpo. 

¿El objetivo? Eliminar el exceso de nitrógeno que no se ha liberado bien al ascender, algo que puede pasar si no respetas ciertos tiempos o profundidades.

Y no, no es solo “algo de buceadores profesionales”. Saber lo que hace (y cuándo se necesita) forma parte de convertirte en un buceador consciente. Porque bucear no es solo sumergirse y disfrutar—es también aprender a hacerlo de forma segura y responsable.

¿Cómo Saber Cuándo Se Necesita una Cámara de Descompresión en Buceo?

Ya sabes qué es una cámara hiperbárica y por qué está ahí. 

Pero… ¿en qué momento se pasa de una inmersión “normal” a una situación en la que realmente puede ser necesaria?  Aquí entra en juego algo que te mencionamos antes y que ningún buceador quiere experimentar: la enfermedad por descompresión.

Esta condición aparece cuando el cuerpo no elimina correctamente el nitrógeno acumulado durante una inmersión. Normalmente, lo haces de forma natural al ascender despacio y respetar las paradas de seguridad. 

Pero si te saltas los tiempos, subes demasiado rápido o te excedes en profundidad o duración, ese nitrógeno puede formar burbujas dentro del cuerpo… y ahí es cuando empieza el problema.

Entonces, ¿cómo saber si alguien necesita entrar en una cámara de descompresión? 

Pues hay señales claras que no deberías ignorar: dolores articulares, mareos, fatiga extrema, dificultad para respirar, entumecimiento o incluso pérdida de conciencia

No son síntomas que puedas pasar por alto ni “esperar a ver si se pasa”. En estos casos, actuar rápido puede marcar la diferencia.

Lo más importante aquí es tener claro que esto no le pasa solo a los buceadores novatos. Cualquiera que se confíe demasiado o relaje los protocolos puede verse en esa situación. 

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Así Funciona una Sesión en la Cámara de Descompresión en Buceo

Vale, ya sabes que nadie quiere terminar dentro de una cámara hiperbárica… pero si alguna vez llegara a pasar, es mejor saber qué te espera que dejarlo a la imaginación, ¿no?

Una sesión en la cámara de descompresión no es nada parecida a una serie de ciencia ficción. Aunque puede imponer al principio, en realidad es un procedimiento bastante controlado, seguro y supervisado por profesionales médicos especializados.

Todo comienza con el ingreso en la cámara (que puede parecer una cabina o incluso una sala pequeña si es multiplaza). Una vez dentro, se te suministra oxígeno puro a través de una mascarilla o casco, y la presión del interior se incrementa gradualmente, simulando una inmersión profunda.

Esto no duele, pero puede generar sensaciones parecidas a las del despegue de un avión: oídos que se taponan, presión leve en el cuerpo, ese tipo de cosas.

El objetivo es reducir las burbujas de gas en tu cuerpo y facilitar su eliminación, algo que puede llevar desde una hora hasta varias, dependiendo del caso.

¿Cómo Evitar Acabar en una Cámara Hiperbárica?

Aunque saber cómo funciona una cámara hiperbárica te da ventaja, el objetivo real es no tener que poner un pie dentro de una. Porque sí, está ahí para ayudarte… pero si haces las cosas bien, es muy probable que nunca la necesites.

La clave está en la prevención, algo que comienza incluso antes de tocar el agua. Planificar bien cada inmersión, controlar tu flotabilidad, respetar los tiempos de fondo y ascenso, y hacer siempre tus paradas de seguridad son hábitos que deberían formar parte de tu rutina como buceador.

No importa si estás en tu primer bautizo o si ya llevas varias inmersiones a tus espaldas: la seguridad no es negociable.

Y por supuesto, la formación marca la diferencia. Cada curso, cada experiencia guiada, te da herramientas para bucear de forma más consciente, con mayor control y tranquilidad. En nuestro Centro de Buceo en Lanzarote creemos que un buen buceador no es el que más profundo baja, sino el que toma decisiones inteligentes cada vez que entra al agua.

¿Tienes dudas sobre este tema o quieres profundizar más? ¡Escríbenos cuando quieras! Estaremos encantados de ayudarte a seguir creciendo como buceador.

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